Descripción
En los museos de Arqueología se encuentran, entre otras piezas de gran valor y evidente importancia, unos pedacitos de hueso casi insignificantes, pero que constituyen el testimonio más antiguo que se conoce de una actividad típicamente femenina: se trata de agujas de hueso provistas de un orificio, cuyo proceso de fabricación puede reconstruirse comparándolos con los otros restos de huesos encontrados simultáneamente.