Descripción
A pesar de sus treinta años Berta Young tenía momentos como éste de ahora en los que hubiera deseado correr en vez de andar deslizarse por los suelos relucientes de su casa marcando pasos de danza rodar un aro tirar alguna cosa al aire para volverla a coger o quedarse quieta y reír… simplemente por nada. ¿Qué puede hacer uno si aún contando treinta años al volver la esquina de su calle le domina de repente una sensación de felicidad… de felicidad plena… como si de repente se hubiese tragado un trozo brillante del sol crepuscular y éste le abrasara el pecho lanzando una lluvia de chispas por todo su cuerpo?