Descripción
Una roca en la costa normanda azotada por las tempestades, un lugar de cultos primitivos celtas que fue santificado por los primeros cristianos: el Mont-Saint-Michel todavía no ha revelado todos sus secretos. A principios del siglo XI, los constructores de catedrales erigieron en honor al arcángel san Miguel, guía de las almas al más allá, una gran abadía.