Descripción
La conversión de los metales ordinarios en oro no es el verdadero objetivo de la alquimia. Si la alquimia fuese pura fantasmagoría, su lenguaje llevaría el sello de la arbitrariedad y de la insensatez. Más, por el contrario, tiene todo los rasgos de una auténtica tradición, es decir, de una enseñanza orgánicamente coordinada, aunque en modo algunos esquemática, y unas reglas invariables, confirmadas una y otra vez por sus maestros.