Descripción
Ese día cuando volví a pasar el cartel dorado que decía Libros no podía imaginarme que los dos hombres me mirarían con una sonrisa de reconocimiento. Animada por ella esta vez me atreví a pedir lo que ansiaba: algo de Ayala le dije procurando que no se me notara demasiado la hondura del despiste en que flotaba.