Descripción
Un botón, al ser presionado, pone en marcha un circuito para ejecutar una acción determinada. Investigar un crimen consiste en establecer las conexiones que, partiendo del punto final, es decir del asesinato, conduzcan al asesino. Pero ¿quién es el verdadero homicida?: ¿el artífice del dispositivo, el que lo activa o el que da la orden?Según la experiencia del ex comisario Rodas, «una cosa es capturar al asesino y, otra, saber la verdad». A raíz de una serie de muertes violentas y misteriosas, Jorge Rodas, a la sazón director del semanario Crónica Gráfica, decide indagar por su cuenta arriesgándose a penetrar en una red, no sólo de drogas, prostitución y robos a gran escala, sino de identidades confusas, de falsos objetos, de intenciones fraudulentas, donde la mentira es metáfora del instinto de supervivencia de cualquier ser humano.En «Botón de oro» los protagonistas se afanan en una atmósfera de engaños y dobleces, donde nada es lo que aparenta. Entre la traición y la falsa amistad se mueven como marionetas de las pasiones y demostrando que el crimen, sea cual sea, siempre nos involucra.ACOGIDA DEL LIBRO»La mejor baza de la autora está en su sensibilidad para aliñar lo que cuenta con detalles laterales, para transferir a su historia la tesis de que lo importante no es descubrir el cómo y el quién; eso sólo le interesa a la justicia. Lo importante es alcanzar el punto donde empiezan a encadenarse los porqués: los eslabones que se van reuniendo y acaban enlazando. Cuántas insignificancias se han ido sumando y agrandándose hasta hacer que un ser humano le quite la vida a otro. Comprender los porqués de un crimen es más que saber quién lo ha hecho… Tal concepción es la que impregna la novela, justifica su estructura, su intención y su sentido. Y no pierde el norte de lo que debe ser una de crímenes y logra entretener con la intriga y persuadir con su modo de contar». Pilar Castro, «El Cultural».»Escribe con oficio e imaginación, de una manera personal y sugerente, y con sentido poético al margen del género». José Gabriel Antuñano, «Gaceta de los Negocios».