Descripción
La abuela Josefa había pasado ya de los ochenta y cinco años. Sus hijos y sus nietos habían disfrutado mucho con los cuentos que ella les contaba. Cierto día, al entrar a darle las buenas noches a la abuela, todos sus nietos se sentaron alrededor de su cama y decidieron contarle cada noche un cuento a la abuela Josefa y así ayudarla a dormir al calor de los cuentos.