Descripción
Me había puesto las zapatillas y el batín. Enjugé mis ojos empañados por una lágrima que les arrancó el viento al cruzar el muelle. Una lumbre llameante ardía en la chimenea de mi despacho; una tenue capa de hielo que cubría los cristales de las ventanas formaban floraciones semejantes a hojas de helechos, y ocutaba a mi vista el Sena, sus puentes y el Louvre de los Valois.