Descripción
El día 1 de diciembre de 1934, Evgenia Smionovna Ginzburg recibió una llamada: Preséntese a las seis en el Comité Regional despacho treinta y ocho. Era el principio de una nueva vida, una vida absurda, horrible, a la que fue condenada por una serie de delitos que sólo estaban en la imaginación de sus jueces.