Descripción
Conocí a Elio en el comienzo de nuestros estudios de bachillerato. Como diría un narrador, corrían los años de la década de la miseria y el hambre… Desde un principio, me inspiró una gran admiración; y no sólo porque hablaba como una persona mayor, sino especialmente por la sinceridad de su expresión, por su ancha sonrisa, por la amplitud de su frente que aprecía transparentar sus limpios pensamientos.