Descripción
El sol acababa de desaparecer detrás de la gigantesca cima del Dai-Nipón, el famoso Fusi-Yama, cuyo nombre significa Diosa de la Felicidad. Al mismo tiempo, en la espléndida mansión de Foyama, el poderoso daimio que veinte años antes podía rivalizar en poderío con el mismo Mikado, se iluminaron las ventanas vertiendo torrentes de pintadas luces sobre la vasta hatobera de Yokohama.