Descripción
La publicación en catalán de La muerte de una dama en 1931 suscitó un gran escándalo en la sociedad mallorquina que la novela describía acaso con demasiada crudeza Llorenç Villalonga autor de Bearn la había escrito a los veinte años queriendo emplazar así a la cerrada nobleza de la isla con una obra maestra y con el retrato de un personaje que pasaría a la historia literaria con la realidad de una Emma Bovary o de un Alonso Quijano: doña Obdulia Montcada.