Descripción
Esa noche la luna brillaba en cuarto menguante. Desde entonces, siempre, durante doscientos quince meses, la sangre llegó con la luna en cuarto menguante. De ahí que Josefa hubiera dicho tengo miedo, al ver llegar la luna llena sin que una gota de sangre le hubiera negado el paso a su ambición procreadora.