Descripción
Hay episodios apasionantes de la historia moderna que, por diversas razones, no han encontrado un auténtico intérprete y han quedado, a veces, como un recuerdo confuso. tal era el caso de la historia del archiduque Maximiliano de Austria, quien a los treinta años llegó a ser emperador de México. Su trayectoria vital, tan breve, es inseparable de Carlota, la bella princesa belga. En 1861, el presidente Benito Juárez suspendió los pagos de la deuda externa Mexicana. Esta suspensión sirvió de pretexto al entonces emperador de los franceses Napoleón III, para enviar a México un ejercito de ocupación, con el fin de crear en ese país una monarquía al frente de la cual estaría un príncipe católico Europeo. El elegido fue el archiduque austriaco Fernando Maximiliano de Habsburgo quien a mediados de 1864 llegó a Méjico en compañía de su mujer, la princesa Carlota de Bélgica.