Descripción
En 1977 pareció por un momento que el rock iba a autodestruirse; un ejército de adolescentes alocados vestidos con harapos y automutilados con imperdibles asaltaron las calles, las compañías discográficas, las salas de conciertos y le gritaron a la cara a los grandes intocables del rock que eran unos viejos parásitos que ya no valían para nada.