Descripción
A mí me tocó presenciar desde Roma la ascensión irresistible de un curilla, tan joven que paercía un chaval, hacia los altos picachos de la literatura religiosa. Los amigos le aconsejábamos que no presentara todavía una novela suya al premio Nadal, no fuera a sufrir el chasco de un descalabro prematuro; él no hizo caso, presentó la novela y ganó el Nadal.