Descripción
Los italianos están orgullosos de su austrostada dil sole que empalma norte y sur y en la que Roma es el centro. Pero ROma ha sido siempre término y centro, ombligo del mundo. Hábiles para la política, movedizos en sus alianzas, calmosos para el buen goce, reacios para la guerra y siempre vencedores, los italianos deberían recordar que Roma continúa aún hoy localizada a dos palmos de la barbilla en esta anatomía del hombre de nuestro tiempo, precisamente porque vive entre ellos alguien que ni es romano ni italiano, el Papa.