Descripción
El sol del mediodía caía a plomo sobre la ciudad de Roma, la capital donde se asentaba el trono del poderoso Tiberio. Las calles estaban desiertas y la mayoría de los habitantes de aquella metrópoli, que durante las frescas horas del atardecer y las primeras horas de la noche presentaba una vida animada y movida, se habían retirado a sus casas para dormir la siesta.