Descripción
Han pasado más de setenta años desde aquel 13 de octubre de 1909 en el que Francisco Ferrer y Guardia firmaba su testamento, horas antes de la ejecución, y el pedagogo catalán sigue siendo una figura ignorada de la España contemporánea, un personaje polémico, más conocido por las consecuencias del proceso, y por su inmediata resonancia internacional, que por su personalidad y por su obra.